
La navidad como la conocemos hoy en día, no siempre ha representado lo mismo, ni ha enviado el mismo mensaje. Hoy, todos creemos que durante esos días tan familiares y hogareños, se celebra el nacimiento del niño Jesús, nacido una noche de 25 de diciembre, pero ¿es eso cierto?
Los científicos no se atreven a dar una fecha exacta sobre el nacimiento de Jesús, pero los estudios indican que esa fecha no coincidiría en absoluto con la que hoy en día está marcada en el calendario. Además, ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento (Biblia), recogen la fecha en la que nació Jesús. La adopción a esa fecha se realizó siglos después, empezando por el testimonio de Sexto Julio Africano en el año 221 dC acerca de la fecha de nacimiento en Judea y el calendario litúrgico filocaliano de 354 dC. Algunos estudiosos de la Biblia, indican que el nacimiento de Jesús se produjo en Septiembre.
Y bien… ¿de donde proviene exactamente esta festividad, si los datos divagan sobre el origen exacto del nacimiento de Jesús? Pues no podía ser de otra manera: su origen es completamente pagano.
En este caso, son varias las civilizaciones que tenían una gran festividad en este momento del año, en que se produce el Solsticio de Invierno y el cual es el centro de la celebración.
Los romanos, celebraban el 25 de diciembre la fiesta del Natalis Solis Invicti o Nacimiento del Sol Invicto, asociada al nacimiento de Apolo. Otro festival romano, la Saturnalia, se celebraba en honor a Saturno, y duraba cerca de siete días, e incluía el solsticio de invierno. Durante esta celebración, los romanos posponían todos sus negocios y guerras, se hacían intercambios de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Estas tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad.
Los pueblos germanos y escandinavos celebraban Yule, el cual tenía como centro de atención el Solsticio de Invierno. El Solsticio de Invierno tenía un significado muy importante para ellos, pues era el día más corto y la noche más larga del año. A partir de ese momento, en el cual el sol estaba en su posición más baja en el cielo, los días empiezan a ser cada vez más largos y las noches cada vez más cortas, o como ellos lo veían: el Sol cada vez se hacía más fuerte, alejando con ello a la oscuridad y dando lugar a la luz y al nacimiento de la vida. Esta relación con el nacimiento de la vida, es el motivo por el cual la Iglesia eligió esta festividad para conmemorar el nacimiento de Jesús, pues de esta manera, adaptarían el momento más importante del cristianismo a una gran festividad pagana, eliminando de esta manera cualquier vestigio del paganismo.

La celebración de Yule en los pueblos vikingos, tenía una duración aproximada de 12 días, que empezaba la noche del mismo solsticio (21 de diciembre aproximadamente). Como ya hemos dicho, el Sol tendrá cada vez más fuerza a partir de este momento, y la naturaleza empezará a recobrar la vida camino a la primavera. Por lo tanto, era un momento indicado para rezar a los Dioses y hacer sacrificios (Blót) y rituales en su honor, especialmente a Frey, Dios de la fertilidad que representa el Sol naciente, para tener una próspera cosecha en las siembras que estaban por llegar.
Se hacían grandes banquetes de comida, hogueras, bailes y celebraciones en familia. La familia y la hospitalidad eran el sello distintivo de las celebraciones de Yule (como hoy en día en Navidad).
Una de las tradiciones de Yule era quemar el Tronco de Yule, el cual se dejaba arder durante toda la noche, esparciendo sus cenizas por los campos de cultivo a la mañana siguiente. De esa manera creían que se potenciaria la fertilidad de la tierra. Del tronco de Yule ha derivado la tradición de comer el pastel de Yule, un pastel con forma de tronco que se come el día de navidad especialmente en los paises escandinavos.

Al márgen del tronco de Yule y de lo dicho anteriormente, cuando hablamos de navidad probablemente lo que a todos nos viene a la mente, como símbolo distintivo y característico de estas fechas, es el árbol de navidad. Todos o casi todos solemos decorar nuestro arbolito en familia o en pareja cuando se acerca el día, pero, ¿de dónde proviene esta tradición de colocar en nuestros hogares un árbol durante estas fechas? Pues, una vez más, de los pueblos escandinavos.
El árbol de navidad tiene su origen en Yggdrasil. Los nórdicos, durante Yule, cortaban un árbol y lo introducían en sus hogares como representación del Yggdrasil, el árbol que sostiene los nueve mundos en la mitología nórdica.

Y no puede haber una navidad sin Papa Noel. El actual Santa Claus se cree popularmente que tiene su origen en San Nicolás, un antiguo Obispo de Myra, que tras su muerte fue trasladado a la ciudad de Bari.
Pero más allá de eso, el auténtico origen de Papa Noel también tiene sus raices en la mitologia nórdica, en una figura legendaria, ni más ni menos que en el Padre de Todos: Odín.
Se dice que Odín, durante las fiestas de Yule, cabalgaba por el cielo montado en su caballo Sleipnir, con el objetivo de espantar a los malos espíritus. En cuanto a la tradición de los regalos, también cuentan las leyendas que Odín premiaba a los niños que se habían portado bien, dejándoles un obsequio por su buena conducta.
