
Tyr es el dios del cielo, de la guerra y de la justicia. Pertenece a la estirpe de los Æsir.
Según la Edda Mayor, Tyr es hijo del gigante Ymir y de Frilla. En cambio, en la Edda Menor, Snorri Sturluson lo describe como hijo de Odín y de Frigg.
Tyr está considerado el más valiente de los dioses, quien puede decidir el resultado de las batallas, y como tal, era adorado y venerado por los guerreros del norte. Siendo uno de los doce dioses principales, ocupa uno de los doce tronos de la gran sala del consejo de Gladsheim. Sin embargo, al contrario que otros dioses como Odín o Thor, no tiene una estancia fija en Asgard, pudiendo alojarse tanto en Vingolf como en el Valhalla, donde siempre es bienvenido.
Entre su posesiones podemos destacar su espada, Tyrfing. Según cuenta la leyenda, esta espada fue forjada por los mismos enanos que forjaron la lanza de Odín, y tiene el poder de cortar como si fuese mantequilla el acero y la roca, además de no oxidarse ni deteriorarse jamás. A pesar de tan buenos atributos, la espada de Tyr tiene una maldición: los enanos, enfurecidos contra los dioses por verse obligados a forjar tan poderosas armas, maldijeron esta espada otorgándole el siniestro don de acabar con una vida cada vez que sea desenvainada, además de acabar con la vida de su propietario si no se desenvaina en una lucha justa.
Una muestra de la relevancia y la relación de Tyr con las espadas, es que es considerado el dios patrono de la espada. Por este motivo, muchos guerreros vikingos grababan la runa que le representa, (la runa Tyr) bajo la hoja de sus espadas para obtener la victoria.
Uno de los atributos más destacados, relacionado con la leyenda de Fenrir, es que se trata de un dios manco. En las versiones nórdica y sajona del mito, Tyr es zurdo, mientras que en otras versiones es diestro y sujeta su escudo con cadenas sobre el muñón de su mano zurda, por lo que no se sabe exactamente cuál fue la mano que perdió en las mandíbulas de Fenrir.
